miércoles, 16 de junio de 2010

Sobre la fotografía.

Cada vez que usan las palabras “arte” o “artista” con relación a mis trabajos fotográficos, noto una sensación desagradable, debida sin duda al mal empleo que se hace de tales términos. Me considero una fotógrafa, nada más. Si mis fotografías se diferencian de las que generalmente se hacen, se debe a que no trato de producir arte, sino fotografías honestas, sin recurrir a trucos ni artificios; mientras la mayoría de los fotógrafos continúan buscando “efectos artísticos” o la imitación de otras expresiones plásticas. Lo cual produce un efecto híbrido, que no permite distinguir en la obra su característica más significativa: su calidad fotográfica.
Se ha discutido mucho en los últimos años si la fotografía debe ser considerada obra artística digna de compararse con las artes plásticas. Existen divergencias entre aquellos que la consideran un medio de expresión como los demás y los miopes que miran este siglo XX con los ojos del XVII; siendo incapaces de distinguir los aspectos más importantes de nuestra civilización tecnológica. Pero a los que usamos la cámara como instrumento del oficio, como un pintor utiliza sus pinceles, no nos interesan las opiniones contrarias, porque gozamos de la aprobación de cuantos reconocen las múltiples funciones de la fotografía y su directa elocuencia para fijar y registrar la época actual.
Por eso no es indispensable saber si la fotografía es un arte o no. Lo que cuenta es distinguir entre buena y mala fotografía. Buena es la que acepta los límites de la técnica fotográfica y aprovecha las posibilidades y características que el medio ofrece. Mala es aquella fotografía realizada con complejo de inferioridad, no reconociendo el valor específico del medio y recurriendo a todo tipo de imitaciones. Estas obras dan la impresión de que el autor casi tiene vergüenza de fotografiar la realidad, e intenta ocultar la esencia fotográfica de la obra sobreponiendo trucos y falsificaciones.
La fotografía, porque sólo puede ser realizada desde el presente, y sobre lo que existe objetivamente delante de la cámara, se afirma como el medio más incisivo para registrar la vida real en cada una de sus manifestaciones. De ahí su valor documental.
Si a esto añadimos sensibilidad y conocimiento de los temas, junto a una idea clara del lugar que ocupa en el desarrollo histórico, el resultado será digno, creo, de ocupar un sitio en la producción social, a la que todos debemos contribuir.



-Tina Modotti

4 comentarios:

  1. totalmente realista. Nada mas que decir.

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  2. PD: soy la visita 300, me debes un bocata.

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  3. Cuando vengas a verme te daré los que quieras.

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  4. No existe lo mala o la buena fotografía. Existe la fotografía bien o mal hecha, pero, como en cualquier otra forma de expresión -artísitica- no existe lo absoluto -bueno o malo-. La fotografía no es sólo la congelación de un instante, por más que eso sea lo principal (San Cartier Bresson, apóstol del "intante decisivo", dixit), sino que permite, y cabe dentro de la definición, la fotografía que "inventa" una realidad, que la transforma, la retuerce, la modifica o, simplemente, la fuerza. La fotografía, como ya la veo, es más poseía que novela, más creación libre que formal, más subjetiva que objetiva, más "arte" que "oficio"...

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